martes, 15 de enero de 2008

La educación en España

Con la publicación de los resultados del informe Pisa hace unos meses, era inevitable que se recrudeciera el eterno debate sobre las bondades o perversidades de la Logse. Es un debate de sobra conocido, que los que además vivimos en la frontera del cambio de un sistema a otro, hemos mantenido en numerosas ocasiones, y demasiadas veces sin profundizar más de lo que lo hacemos cuando hablamos, de un penalti mal pitado, en el bar de la esquina.
En mis, no pocas, conversaciones con compañeros y amigos sobre el tema, he de decir, que pocos compartían mi postura al respecto.
El sistema logse, con sus innegables inconvenientes, es un sistema educativo mucho mejor que su antecesor. Y aunque tiene numerosas deficiencias, no es menos cierto que buena parte de ellas se derivan de la negativa de ciertos sectores por asumir las responsabilidades que el nuevo sistema les atribuye.
Topicazos como "Es que los niños ya no repiten, suspendan las que suspendan" han sido látigo de un sistema que desde un principio se encontró con el rechazo del sector más conservador, y que con el tiempo hasta los mas "progres" han decidido darle la espalda.
Importantes avances, como la extensión de la educación obligatoria para todos hasta los 16, son obviados en favor de argumentos del tipo "es que se le ha perdido el respeto al profesor".

En el sistema educativo anterior, a los 14 años (13 algunos) se producía la selección darwiniana. El que "valía" para estudiar, o sus padres tenían dinero para costearlo, entraba en el instituto a hacer B.U.P (el que se haya criado en cualquier barrio humilde sabrá que eso eran palabras mayores). El que no, se pasaba de los 14 a los 16, con suerte, trabajando ilegalmente en cualquier obra o taller (recordemos que en España la edad legal para poder trabajar son los 16 años) y si no esperando en el parque del barrio a que alguien llegara para echar un partidillo.
Siempre es más fácil para un profesor lidiar con un grupo de privilegiados, que tener que estar aguantando a chicos potencialmente más problemáticos, máxime cuando a esas edades, probablemente, muchos le saquen una cabeza. Ni que decir tiene que al "estudiantito" de turno tampoco le será cómodo tener que estar aguantando las perrerías del que se sienta al final de la clase.
Sin embargo no encuentro ningún razonamiento lógico y mucho menos moral, para que el sistema educativo se exima de ofrecerles una educación con garantías.
Enlazo el artículo de José Saturnino Martínez en El País, a mi juicio muy recomendable.

No hay comentarios:

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.